En ese desplazamiento al pop, lo que ocurre es que hay un gran número de canciones que podrían ser singles sin muchas dificultades. Desde ese adictivo 'Celestica' que fue la carta de presentación y que con la creación de una atmósfera un tanto trance convence, pasando por la genialidad e inmediatez de 'Empathy' que tiene ese carácter pegajoso gracias a una buena base y a una la voz de Alice en el fondo. También hay canciones mucho más electrónicas y con una sensación más agresiva como 'Baptism' en donde todo está lleno de cierta histeria y es más rave. Podríamos decir que en líneas generales estos temas están más limpios y buscan con mayor intensidad la belleza, pero ello no significa que abandonen por completo otra serie de sonidos más oscuros y más siniestros que rozan también cierta psicodelia y que aparecen en 'Birds' o con aún mayor presencia e intensidad en la locura absoluta que es 'Doe Deer'. La mayoría de las canciones se benefician de la adaptabilidad de la voz de Alice Glass para sonar a veces en un estado casi punk y gritón para transformarse en otras ocasiones en un instrumento mucho más suave, lo que hace de su voz una cosa casi robótica y desprovista de humanidad.
Crystal Castles ha conseguido algo muy particular en una escena indie a veces plagada de sonidos miméticos, y es que Ethan Kath y Alice Glass son los creadores de un sonido carácter único, lo cual hace a este segundo disco completamente imprescindible. 8,5/10
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