Klaus & Kinski - Tierra, Trágalos

Es difícil imaginar un grupo más sobrevalorado que Klaus & Kinski, la mayoría se puso de acuerdo para elevar a las alturas un debut que si bien no estaba mal, era un conjunto de canciones inconexas en muchos puntos y no exentas de ambición al querer tocar casi todos los palos musicales. De hecho es un disco que me costaba terminar y que me acaba aburriendo, esa supuesta sensibilidad y letras magníficas se empaña por una voz, la de Marina, incapaz de hacerse entender en muchos puntos y con un carácter asmático muy cansino. Este segundo intento 'Tierra, Trágalos' adolece de todos y cada uno de los defectos de su predecesor, con una repetición en los temas que ya no sorprende y un pretendido eclecticismo disfuncional. La gran popularidad del grupo en el mundo indie, sólo se justifica por unos buenos contactos y por unas reseñas más que elogiosas en una web que en su decadencia va a pasar de ser la biblia indie de España, a una web de entretenimiento apta para chonis. Quien haya tenido además la oportunidad de ver al grupo en directo, sabrá que es uno de los puntos más débiles, la voz de Marina se arrastra siendo apenas inaudible, y no transmiten comodidad ni contundencia sobre el escenario, tampoco ese nivel cierta timidez de otros grupos, el directo es cuanto menos anodino, y si lo elevamos más en su última aparición en la sala Heineken eran pocos los que prestaban atención a su música y muchos los que la oían simplemente de fondo.

El problema de un grupo inflado y que convence más a ciertos medios que al mundo en general es que acaba por crearse una burbuja un tanto inexplicable. No es que todo sea un horror en este álbum, la temática de las canciones sigue explorando temas que suelen ser tabúes en el pop como la muerte. Entre los temas más inspirados en las verbenas de tu pueblo encontrarás 'El rey del Mambo y la reina de Saba', 'Mamá, no quiero ir al colegio' a pesar de una letra algo oscura y que ya han tocado grupos como Las escarlatinas, no consigue infundir alegría sobre la negrura que retrata sino que por el contrario es insustancial. Y lo vuelvo a repetir el gran lastre de este grupo es una voz por momentos insufrible y claramente desesperante, que no es que sea corta es que no llega nunca y se pierde enrollada en la maraña de instrumentos. 'Forma, sentido y realidad' toca tímidamente la electrónica y es quizás un tema que si puede tener cierta sorpresa, pero no acaba tampoco de despegar ni ser rompedor. No les falta esa sensación de creerse buenos en 'Eres un sinvergüenza' donde otra vez es casi incomprensible lo que se canta.

Este es uno de esos discos con gran capacidad para irritar, un disco indie que tiene casi tanta ausencia de talento como cualquiera de los álbumes que las discográficas intentas colarnos. Muchos dirán que es una genialidad, pero para mí es difícilmente soportable. 3/10