
Más allá de las miserias y su serios problemas piscológicos que terminaron por derrumbar su prestigio y sepultar cualquier atisbo de seriedad musical, hay que ser justos, su contribución a la música es innegable e igual que muchos genios de otras artes no son juzgados por sus comportamientos personales, no se debería caer en la tentación del morbo y del descrédito. Serán muchos los que hagan ahora bromas facilonas pero el mito de Michael Jackson, genio de la generación de la Mtv, creador de discazos como Thriller y de vídeos igualmente imprescindibles, merece cierto respeto. Conviene recordar para los morbosos que fue absuelto de todos los cargos que lo acusaban de pederastia y que no se debe confundir lo imaginable con la realidad.
Michael Jackson pagó caros sus excesos, su deterioro físico que fue acompañando al musical se hizo cada vez más evidente y su música paso a ser un eco de lo que fue, es el momento de recuperar sus mejores temazos y hacerle un hueco decente y amplio entre lo mejor del siglo XX.
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