sábado, 15 de noviembre de 2008

La buena nueva



La Guerra Civil es últimamente un tema recurrente en el cine español, a la sombra de la Ley de Memoria Histórica, se ha empezado a hablar y a tratar con menos miedo ese penoso episodio de nuestro pasado. Esa transición ejemplar que consistió en una amnesia colectiva, y en el perdón de los verdugos sin miramientos por parte de los que los padecían, ha resultado ser un falso espejismo que conviene mirar también de una vez sin el toque nostálgico que muchos periodistas 'moderados' quieren imponer.

'La buena nueva' mira a esa Guerra Civil desde los ojos de un cura, diferente a Rouco y compañía, y del que Jesús de existir estaría bastante más orgulloso. Sus ojos se clavan en ese horror en el que consistió el alzamiento, en sus atrocidades y en esa retahíla de crímenes que fueron amparados cuando no auspiciados por los que vistieron de sotana; también los amparan muchos de los actuales que jamás han pedido disculpas por tal colaboración. Hay un secuencia de la película que resulta especialmente escalofriante, y es ver a esos curas con pistolas y posando para una foto; es el cinismo. Ese cinismo de aquellos católicos que imponían, no dista mucho del que ahora algunos pregonan, quieren hacer vivir a los demás bajo sus dogmas, no entienden que las leyes deben servir para dar opciones. Ellos como católicos harán bien en elegir de acuerdo con sus principios; lo increíble es que a estas alturas tengamos que decir algo tan obvio como que lo irracional es que los católicos obliguen a toda una sociedad a vivir y regirse de acuerdo con sus principios. Es el escalofrío de la intolerancia, de la intransigencia y del desconocimiento.

Las películas de la Guerra Civil pueden saturar, pero es un pasado que no conviene olvidar, y no conviene hacerlo porque nuestra sociedad da cobijo a un gran número de ultras que añoran esos tiempos, el olvido de esa época sería el olvido de una memoria doliente pero necesaria. De hecho no son pocos los nostálgicos de esos tiempos que militan cuando no ocupan puestos de relevancia en el partido conservador de este país. Da esperanza pensar que hace muchas décadas hubo quienes se atrevieron a hacer un Estado laico, con sus errores, la República marcó un camino de progreso que después involucionó a una velocidad de vértigo.

La película es un buen reflejo, cercano, Unax Ugalde, está correcto, algo peor esta la simpática Bárbara Goenaga. En cualquier caso ver a los dos en la pantalla es muy agradable, yo tengo debilidad por ambos, así que la película sin pasar a la historia, y sin ser una obra maestra es un buen ejercicio para que nuestra memoria perdure. 5,5/10

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